Siempre me preguntan en qué consisten el odio y la saña de Juan Carlos Varela hacia mi persona y familia. Si bien es cierto hemos tenido algunas diferencias políticas, las mismas no justifican el nivel de polémica ni la profundidad de la misma, salvo por nuevos elementos que me han llegado que ahora me hacen ver la magnitud y el por qué de los mismos.
Aún no entiendo por qué estoy aquí detenido por un proceso a todas luces ilegal que nunca debió prosperar, salvo por la acuciosa ayuda para su paso expedito por los laberintos burocráticos hecho en este país por el otrora embajador norteamericano en Panamá, quien fue el motor principal de la misma.
En esos día, Venezuela estaba en llamas y Leopoldo López había sido apresado. A este le habíamos ofrecido asilo político que él había rechazado. A María Lorena Machado se le había permitido usar el puesto de Panamá en la OEA para denunciar los abusos en su país con quien no tiene relaciones diplomáticas.
Cuba había retirado su embajador después de que Panamá, liderado por mi persona, había apresado un barco norcoreano cuya carga decía ser azúcar cuando en realidad, también para el embargo de la ONU, llevaba equipos de comunicación, ancones, misiles, radares y dicen que hasta dinero en efectivo.
En esa época, el gobierno del presidente Obama estaba siendo criticado y se le acusaba de interceptar las comunicaciones de celulares de Ángela Merkel y Dilma Rousseff, líderes de Alemania y Brasil, respectivamente. Inmediatamente se rompen las conversaciones que tenía para restablecer relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos.
Me llama Raúl Castro, presidente de Cuba, y me pide que suelte el barco y me pasa al ministro de Relaciones Exteriores, quien me dice que el presidente mandaría al viceministro de Relaciones Exteriores con un mensaje. Esto más bien fue una velada amenaza porque, de no soltar el barco, me tendría que atener a las consecuencias. No lo hice y muy diplomáticamente me excusé de no hacerlo, y ahora tengo el resultado de ese "encuentro" entre ambos países. Estas ayudaron al ahora presidente Varela a ganar las elecciones y le dieron recursos vía algunos empresarios venezolanos afines a dichos Gobiernos. Una vez electo, el primer paso fue restablecer relaciones con ambos.
Debemos reconocer que después el presidente Varela fue un factor importante en la consecución de ese encuentro en la Cumbre Iberoamericana celebrada en el 2015.
Debido a este favor que le hicieron las izquierdas de Latinoamérica, fue informado por antiguos elementos de la inteligencia cubana que todos mis problemas legales son producto de un pase de facturas por nuestra postura contra Cuba y Venezuela, además de una "vendetta" personal y odio político. Aquí se encontraron el hambre con las ganas de comer y se matan dos pájaros con el mismo tiro.
Soy y seré siempre amigo incondicional del Gobierno americano y entiendo perfectamente que el presidente Varela está pagando un favor. Algún día sabremos si esta información es más ficción que realidad o de veras es más realidad que ficción.
¿Qué opina usted, humilde lector?
COMERCIAL - Robapagina B Mobil 300x250
COMERCIAL - Robapagina C Mobil 300x250
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.
Todos los derechos reservados Editora Panamá América S.A. - Ciudad de Panamá - Panamá 2024.
Prohibida su reproducción total o parcial, sin autorización escrita de su titular
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarles publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. si continúa navegando, consideramos que acepta
su uso. Puede cambiar la configuración u obtener más información aquí